lunes, 4 de agosto de 2014

Macarrones

La primera vez que tuve un encuentro con este estandarte de la pastelería francesa fue en España: precisamente en Madrid. Me llamo la atención el colorido, las texturas que se ven a simple vista. La primera pregunta que vino a mí, fue cómo se haría algo supuestamente tan simple y sabroso. Al probarlo sentí lo crujiente y lo húmedo al mismo tiempo. Para los que les gusta el sabor del fruto seco, esta es una sorpresa digna de experimentar.
El macarrón dulce, después de volver a situarse en la vanguardia del panorama gastronómico gracias a la creatividad de grandes chefs parisienses, revela sus sabores infinitos en una explosión de color. Considerado como una de las joyas de la pastelería francesa, este pastelito redondo expone ahora su carácter más goloso más allá de nuestras fronteras.
Rosa, verde, amarillo, azul, marrón… En las estanterías de las pastelerías francesas, el macarrón atrae las miradas abriendo el apetito al mismo tiempo.
Aunque es posible atribuir a los pasteleros franceses la paternidad del macarrón dulce tal y como lo conocemos hoy en día, con sus dos cáscaras reunidas por un ganache untuoso, los orígenes del macarrón son probablemente italianos, o quizá árabes. Este pastelito, entonces simple y sin colores, habría llegado a Francia en el equipaje de Catalina de Médicis, en el siglo XVI. Después habría evolucionado de forma distinta según las regiones, conservando siempre los tres ingredientes que componen su receta básica: clara de huevo, azúcar y almendras.
Hoy en día, el macarrón de las grandes pastelerías parisienses es uno de los orgullos de la pastelería francesa.

Macarrones de vainilla
Ingredientes
30 gramos de azúcar
110 gramos de azúcar impalpable
60 gramos de harina de almendra
50 gramos claras de huevo
Colorante
Para el relleno
125 gramos de manteca sin sal
160 gramos azúcar impalpable
Media cucharadita de extracto de vainilla
2 cucharadas de leche entera

Preparación
Para elaborar esta sencilla receta mezclar la harina de almendras y el azúcar impalpable o glass, con la ayuda de una licuadora.
Mientras, se montan las claras y cuando estén bien firmes, ir incorporando la mezcla de azúcar impalpable y almendras, poco a poco, sin dejar de remover al mismo tiempo. También agregar dos o tres gotas del colorante.
Es muy importante que la mezcla quede en su punto, ni demasiado líquida ni demasiado espesa. Una vez lista, introducirla en una manga pastelera con un pico liso no demasiado grande, que permita conseguir unos macarrones pequeños.
Cubrir la bandeja del horno con papel antiadherente y formar los macarrones con la manga pastelera, dejándolos una media hora fuera del horno.
Con el horno precalentado, meter la bandeja y esperar unos 20 minutos antes de retirarla. Dejar enfriar antes de retirar de la bandeja.
A continuación preparar el relleno, que en este caso es una vainilla. Para ello disponer en un bol todos los ingredientes, batir bien y cuando llegue al punto, rellenar con la mezcla una manga pastelera, rellenar sobre la base de un macarrón y tapar con otro, formando una especie de "alfajor".

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